Qué mejor para aliviar las apariencias de un día gris,que con un reconfortante exilio en el más alejado rincón de la soledad interior.
Me dejo llevar.
Aparezco en una playa de aguas temerosas de un secreto,anclado muy en el fondo. Ni siquiera ellas quieren bucear hasta allí.
Salgo, empapado de agua, y dejo que la arena de la orilla se pegue a mi,como una coraza,que me protege de cualquier secreto. Miro hacia todas partes.
Estoy sólo. Y estoy a gusto.
Dejo que lentamente,un inexistente sol se apague,y mientras me embulle la oscuridad,se pierde cada vez un poco más de mi. Dejo que se oculte. Dejo que todo salga a la luz. Allí nadie puede verlo.
...
Silencio.
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