No todo necesita un nombre, ni un título, ni algo que lo defina. La esencia a veces se nos hace invisible a través de tanto tapujo, tanto baile de mentes. Una desconexión de nuestro ser, una vuelta a nuestro instinto primario de supervivencia que nos incita a olvidar el dolor y aislarnos en la certeza del momento. No necesitamos nada más.
Simple confianza, tal vez, en uno mismo, o en mi yo del pasado.
Me atormento a mi mismo con la imagen de un futuro donde no exista, donde no haya tiempo, ni ser. Simplemente una rueda que avanza firmemente, en su propósito de volver al principio. Círculos inamovibles que se hacen estáticos a ojos de terceros.
Inestabilidad.
Deseo.
Frustración.
Todo eso, de repente, ya no significa nada. Vuelta a empezar.
Fabricar mi mundo, cubrirlo con mi indiferencia, y remar hasta llegar a alta mar, donde nadie pueda escuchar el grito de agonía de alguien que se ahoga en su propia mente.
Círculos planos.
Hey de donde sacas estos textos? Son tuyos?
ResponderEliminarSon míos
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