Lo bueno de las olas es que te dejan vagar, sin moverte, al compás de algo más grande que tú. Nada más lejos de la realidad, a lo que hacemos en vida no se le puede llamar otra cosa que no sea vagar. Errar a la deriva de un sueño que vendrá con el oleaje. Algún día. Tal vez.
Demasiada incertidumbre para un horizonte tan difuso.
Demasiado movimiento para un mar tan profundo.
Demasiada soledad para un cuerpo flotando en alta mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario