lunes, 24 de abril de 2017

Aquí

¿Conoces esa sensación de inquietud que te carcome por dentro? Esa que te atemoriza en los momentos de aparente calma, cuando menos te lo esperas, al acecho para cambiar el tiempo y el entendimiento a tu alrededor. Esa es mi realidad. Un permanente estado de alerta ante mi propio monstruo, ante mi mismo. La sensación de no encajar en ninguna parte, o tal vez, por qué no, la de no querer encajar. ¿Para qué querría? Vivir en un gran engaño en el que construir mi propia mentira, sucumbir poco a poco a ella.
 El eco de una muchedumbre ajena nos reclama para sí misma, sin una voz, sin un nombre... Ni el nuestro propio. No tenemos nombre en la inmensidad, tampoco voz en el vacío. Pero la idea de perderse es lo único que nos mantiene en el camino.
Nadie va a estar ahí para salvarme. O tal vez sí. El mañana dirá.

1 comentario: