miércoles, 25 de diciembre de 2019

Salida

Puede que encuentre un pasadizo que me lleve bajo la montaña. Puede que acabe saliendo a altamar, a tierra firme,o que acabe en otro laberinto de recuerdos sin fin. Atrapado en un juego sin reglas en el que todos los jugadores, soy yo mismo.

Aunque a veces,perderse está bien.

Pierde tu rumbo,vaga por ahí buscando nuevos retos, aprende a encontrarte y a vivir en paz con tus decisiones.

Pierde personas, y no temas de ello,pues no hay mayor bien que dejar ir a una persona que nunca estuvo ahí para ayudarte en el camino.

Pierde tus inseguridades, tus miedos, tus demonios, tus falsas apariencias y tus ganas de seguir con aquella farsa que alumbraba las noches con los tonos apagados de un alma que te guía falsamente, buscando un propósito al que agarrarse. Falta de empatía. Inmadurez, supongo. Una talla de recuerdos esculpidos a cincel de diamante, cuidando cada detalle, cada sonrisa y cada momento, que se viene abajo con cada falsa promesa que hiciste. Inocular tus sueños en la piedra blanca y manchar de mentiras cada recuerdo de una estatua con tu forma que quedará aparcada en el fondo de mi estancia. Escondida, solitaria, triste. Infeliz.

Porque una disculpa sin un cambio, es simplemente una manipulación.

Y, desgraciadamente, fui yo quien tuve que aprender a cambiar para aceptar mis disculpas.

Nunca más.




No por tí.

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