domingo, 15 de diciembre de 2013

Lejano

En el centro de un lago helado,esperaba. Sólo. El ansia se acabó durmiendo,cansada de esperar despierta a una esperanza que nunca fue pensada. Se cansó de la oscuridad translúcida,y de la capa de negrura impermeable que cubría el deseo.
Una atmósfera grisácea, inmóvil,se cernía sobre la opaca niebla y una calma inhumana que alejaba todo miedo posible. Toda duda.

Sólo si alguien se fijara, podría decir que allí no había nadie.

Una capa de fino hielo, perfecto, pero desgastado de tanto dolor, reflejaba dos mundos que se parecían demasiado, mientras una suave brisa fría golpeaba suavemente un cuerpo mancillado por la verdad más pura.

Todo estaba calmo, desierto, carente de emoción. Era todo lo que podía poseer, con las noches a solas en su interior.

Así espero, mucho tiempo, algún movimiento, algún indicio de cambio, un deshielo que le llevara al frío y húmedo mundo de sus pies, o un rayo de sol que le dejara ver más allá de la niebla que envolvía la sonrisa en su pasado.
Así espero, hasta que un día, un perfecto copo de nieve se posó sobre el lago. Fue como un puñal, un precioso y necesario puñal que atravesó el más tierno corazón de terciopelo, y el cristal se deshizo bajo sus pies, atrayéndole bruscamente hacia un sitio alejado de todo, donde la luz no podría nunca llegar, y el sonido de la felicidad le sonaba demasiado ajeno.

Y una vez estuvo allí,el hielo volvió a formarse sobre su cabeza, dejando un cuerpo vacío, atrapado entre dos mundos que no le pertenecían.

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