domingo, 8 de mayo de 2016

Bosques

Nos gusta el orden. Nos gusta ver cómo algo que no fue concebido para agasajarnos, se amolda a nuestras destructivas formas de ser, en un intento por comprender la esencia de algo inabarcable. Son las contras de tener unas mentalidades tan cerradas, incapaces de ver el final de una línea recta (presumiblemente) infinita. No somos capaces de entender la belleza y el por qué de la anarquía natural, de la liberación del pensamiento. A las mentes simples y cerradas, le gustan las geometrías simples y cerradas.

Tal vez despertemos un día y no seamos capaces de evitar estamparnos contra el primer obstáculo que nos desvíe de un camino recto. Tal vez ese día, la humanidad esté dando un enorme paso hacia algo mejor.



Mientras tanto, sed desorden.

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